OBLIVIANS

En la ciudad de Memphis, Tennesse por el año 1993 se reúnen tres músicos amateurs que están decididos a devolverle a la música de aquella urbe la importancia que siempre debió haber tenido desde 1950, ellos son: Greg Cartwright, Jack Yarber, y Eric Friedl, los que se alternan para tocar la guitarra, la batería o cantar, con el nombre de Oblivians. Los que practicaban una música cruda, cruel, brutal, honesta e incorruptible al paso del tiempo, a pesar de su infame sonido. Sus discos contienen canciones gloriosas, desnudas y despojadas de cualquier tipo de producción, pero con un poder y energía que hizo tan seminal a esta banda. Ya que tenían un carnoso sentido hormonal adolescente, con un desmedido y reventado gusto por el porno mas desbocado, junto a la disonancia más punk que escuché en mi vida.

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THE GORIES

Dejemos en claro que los Gories fueron ese agente radioactivo
que vampirizó durante la década de 1980 el blues y el rhythm &
blues más guarro de los USA del decenio de 1950; ellos clavaron
sus pútridos dientes low-fi, directamente en la yugular de
la música de color y el garage sixtie de la serie Back From The
Grave, sus discos fueron seminales para el punk blues actual,
(igual que lo fue la Velvet Underground para el punk de los 70’s
y el post punk de los 80’s del siglo pasado) los tres álbumes que
alumbraron en vida son un conjunto de originalidad inalterable
a través del tiempo y de los cuales los combos que formaron
la nueva escudería del blues punk de los agitados 90’s tienen
como referencia obligada.

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THE CRAMPS

Los Cramps son y fueron la banda americana de R&R de todos los tiempos (los unicos que entendieron la esencia de su propia subcultura), y le dieron una vuelta de rosca volviéndolo nuevamente crudo, irónico, salvaje, ruidoso e insano; surgieron en medio de la vorágine de la escena punk neoyorquina de mitad de los 70’s, prosaicos creadores lograron ser la banda mas influyente de este sentenciado mundo. A lo largo de sus casi cuatro décadas de vida, publicaron 14 discos; sin embargo, lo que quedará en el imborrable recuerdo serán sus directos. Explosivos, impredecibles, salvajes. Rabiosamente divertidos. Todo lo que se puede pedir a un buen show de rock and roll. El pálido y mortecino Lux Interior se dejaba la piel en cada actuación, mientras Poison Ivy nos ametrallaba con su guitarra que despedía toneladas de fuzz en estado refulgente.

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